Emiliano Hernández Martínez

Emiliano Hernández Martínez
Mamá: Claudia Martínez Luna
Niño: Emiliano Hernández Martínez
Edad: 6 años y medio.

Cuando Emiliano nació, todos estaban preocupados. Creció con complicaciones y Claudia, su mamá, no lo pudo conocer sino hasta unos días después. Tras la noticia de que Emiliano tenía síndrome de Down, Claudia se preocupó mucho, ¿eso quería decir que su hijo pasaría toda su vida visitando doctores? Sufrió desnutrición y los primeros meses fueron muy angustiantes.

Sin embargo, Claudia tiene la convicción de que tener a Emiliano en su vida es como tener un ángel. “Emiliano es un niño que aprende de otra forma, pero eso no significa que tenga que ser tratado distinto”. Ese, para ella, es el mayor aporte de la Fundación: “aquí todos se ven como iguales”. La inclusión es importantísima y mientras que en otros lugares Emiliano era tratado como un niño diferente, en la Fundación encontró un lugar en donde puede explorar su propia individualidad, más allá de su condición.

En Mosaico Down, Emiliano asiste a terapia de lenguaje, Tae Kwon Do, baile y pintura, además de sus clases como español, matemáticas y conocimiento del medio. Emiliano ha encontrado un lugar para desenvolverse y eso le ha permitido ser un niño más independiente. Antes de llegar ahí, Emiliano era muy apegado a su mamá y le daba mucha ansiedad estar lejos de ella, pero a partir de convivir con más niños, ha empezado a soltarse más.

Emiliano sabe perfectamente cuáles son sus responsabilidades, le ayuda en pequeñas cosas a su mamá como en acomodar los trastes y cuando quiere jugar, él sólo saca sus juguetes, juega con ellos y luego los vuelve a recoger. En la Fundación él ha aprendido a dejar sus cosas en su lugar y a ser consciente de lo que tira y recogerlo.
Emiliano es un niño muy platicador. «”Ahora es como un periquito: habla y habla aunque a veces no entienda lo que me dice”, comenta Claudia. También es muy observador, muy visual y consciente de su entorno. Le encanta bailar y le gusta abrazar y besar.

Todos los días aprende más cosas, ya controla mejor los esfínteres y ya sabe cuándo y cómo acercarse a los demás. Ya dice palabras completas, reconoce su nombre escrito, identifica las partes de su cuerpo y está aprendiendo a reconocer los colores y a tener mayor control en su coordinación psicomotriz fina.

Sentir que lo que tienes no es normal segrega, pero a partir de que Claudia y su familia se acercaron a una comunidad con personas en su misma situación, aprendieron que tener un hijo con Síndrome de Down es sólo otra manera de aprender acerca de la vida.

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