Mamá: Ana María Palacios Ricardi
Hija: Mariana Rheysdele
13 años

Rheysdele, el segundo nombre de Mariana, significa “tocada por Dios” y es un nombre que le queda bastante bien. Con trece años, Mariana es extrovertida, soñadora y muy musical. Cuando tenía seis meses de edad, los médicos le dijeron a Ana, su mamá, que Mariana nunca caminaría, pero a los dos años empezó a caminar y fue una alegría para todos; ahora no sólo camina sino que le encanta bailar, es su actividad favorita.

Mariana vive con sus papás y con su hermano. Para todos ha sido un gran aprendizaje, sobre todo en torno a la autonomía: muchas veces se cree que por tener un hijo con síndrome de Down hay que hacerle todo, pero no es así. “Mariana nos recuerda todo el tiempo que sí puede, que no necesita nuestra ayuda constante”, dice su mamá. Cuenta que la Fundación le ha ayudado mucho en eso y poco a poco han aprendido a no sobreprotegerla tanto.

Ana buscó muchas escuelas para su hija antes de llegar a Mosaico, que ahora la define como su segunda casa. “Me queda lejos pero vale la pena el esfuerzo, la veo ser feliz en su escuela y la veo desarrollarse”. La Fundación la ha hecho más extrovertida y le ha ofrecido una estructura que la ha permitido aprender y superarse, lo que siempre sorprende positivamente a toda la familia. En casa, por ejemplo, no era capaz de leer ni una sola palabra, pero cuando Ana fue a su clase de muestra descubrió que Mariana podía leer incluso frases completas.

La llegada de Mariana creó varios cambios en la dinámica de su familia y Ana dejó de trabajar para poder cuidarla e involucrarse más en su proceso. Sin embargo, para Ana es importante que las personas sepan que tener un hijo con síndrome de Down no es una carga y es un proceso que se puede vivir con mucho amor y mucha gratificación.

Ana tiene muy presente el principio de la Fundación: Mosaico no les va a entregar un título universitario, pero sí, el título de la independencia. Actualmente Mariana trabaja en su lenguaje y en poder controlar más sus emociones, pero Ana está muy esperanzada de que Mariana, con el apoyo que está recibiendo en la Fundación y en su casa, pueda devenir en una mujer independiente.